Puedes encantarme de la forma que quieras, como tú
sepas.
Encántame para que pueda darme, encántame en los
más mínimos detalles. Sabe sonreírme, aquella sonrisa maliciosa y bonita,
inocente y carente.
Encántame con tus manos, gesticula cuando sea
necesario, tócame, quiero correr ese riesgo, hazme un cariño si quieres, voy a
fingir que no entiendo, que ni quería ese momento.
Encántame con tus ojos, mírame profundamente, pero,
solo por un segundo, después desvía tu mirada, como si mi mirada no te hubiese
conseguido encantar. Y entonces vuelve a clavarme tu mirada tan profundamente
que quede perdido sin saber que decir.
Encántame con tus palabras, háblame de tus sueños,
de tus placeres, cuéntame secretos, sin miedo y después dime cuanto pude llegar
a encantarte. Encántame con serenidad, pero no olvides que también tiene que
ser con simplicidad, no puede haber maldad.
Encántame con cierta calma, no tengas prisa,
intenta entender mi alma. Encántame como si fuese tu primer novio, sin
subterfugios, sin cálculos, sin dudas, con certezas. Encántame callada a la
madrugada, en la luz del sol o debajo de la lluvia.
Encántame sin decir nada o hasta diciéndolo todo,
sonriendo o llorando, triste o alegre, pero encántame de verdad, con ganas, que
después yo te digo que me apasioné y prometo encantarte todos los días del resto de nuestras vidas…