Discúlpame
por no haberte dejado marchar tranquila, pero los espléndidos días vividos
contigo me hicieron olvidar que no eres mía y que no soy responsabilidad tuya.
Discúlpame
por haberte molestado diciéndote... que vengas a donde no quieres venir...que
te acerques cuando ya no quieres acercarte... que vuelvas precisamente cuando
ya no quieres volver. Lo que pasó fue que junto a ti me sentí como nunca antes
y eso me hizo olvidar... que no naciste pegada a mí, ni yo a ti... que aunque
te pudiera amar como nadie lo hará, nunca llegaré a fusionarme contigo en un
solo ser, tú seguirás siendo tú y yo seguiré siendo yo. Olvidé que soy un ser
individual. Olvidé que como llegaste, te
podías ir. Olvidé que no eres estática. Olvidé que existes para ti, antes que
para mí. ¿Cómo fui a olvidar lo obvio? ¿Cómo pude creer que lo nuestro
obligatoriamente debía durar una eternidad?
Fuiste para
mí lo increíble, la belleza, el arte, el deseo, la pasión pura, lo impensable,
la luz, el agua y el calor...
Asumir que
jamás te irías fue tan cómodo, fue el paraíso por unos instantes, fue armonía
total en un escalón de mi existencia.
Y eso me
impidió entender... que no necesito la permanencia de una persona en mi vida
para ser feliz.
...que la
soledad no siempre es mala.
...que
siempre estoy solo, aunque esté con alguien.
Porque la
soledad siempre anda a mi lado, al lado tuyo, al lado de cualquiera, acompañándonos
y esperándonos
Instantes
vividos a tu lado, llenos de magia y grandiosidad, me hicieron olvidar... que
el mundo cambia y que tú puedes cambiar.
...que estar
acompañado no significa adherirse a esa persona, ni tampoco pertenecerse el uno
al otro, no significa perder mi “yo”. Momentos divinos, cargados de magníficos
sentimientos me hicieron pretender inmovilizar el tiempo, para hacer de esas
horas una eternidad.
Fue un
fantástico y peligroso viaje subjetivo el fantasear y sin darme cuenta, sumergirme
en el universo Tú.
Como deseé
que la realidad quedara estática, que el lindo obsequio de tu presencia se
extendiera en el resto del tiempo
Tanto placer
fue peligroso para mí, me hizo olvidar... que eres un ser individual...que no
nacimos pegados.
...que al
conocerte no venías con una garantía para mí.
Por eso,
ahora te dejo partir tranquilamente.
Te dejaré de
insistir, de suplicar, de buscar, de esperar... te dejo la libertad a la cual
tienes derecho.
Dentro de mí
haré una despedida interior y partiré, con unas cuantas lágrimas pero libre y
feliz.
Ya recordé
que recibir algo hoy, no asegura el poseerlo mañana.
Ya recordé
que si estar acompañado implica seguridad de tener a esa persona conmigo
infinitamente, entonces siempre estoy solo, porque la única compañía que tendré
durante cada segundo de mi vida será la de mí mismo.
También
recordé que así es como debo viajar por la existencia, disfrutando de la compañía
y el amor que me den, pero sin pretender apropiarme de ello.
Sensaciones
hermosas producidas por el brillo de tu sonrisa y la delicadeza de tu piel me
hicieron olvidar la realidad...
¡Pero ya la
recordé!... ¡Y la volví a aceptar! ¡Qué alegría!, ¿verdad? Al admirar este
movimiento continuo, bello y misterioso, de la existencia, de la vida, de mí y
de ti, derramo una lágrima, me escalofrío y pregunto ¿qué sentido tienen todas
las cosas?..
No lo sé...
ojalá algún día lo pueda saber. Pero sí estoy seguro de algo... te llevaste
algo de mí y yo algo de ti. Chao, quizás algún día, en este mundo o en otro,
nos volvamos a ver.
Pero si no es
así, no me preocupa, porque ahora sí puedo aceptarlo.
Ahora sí te
puedo decir... Adiós.
Trecho de "extrañanado a Dina"