lunes, 5 de noviembre de 2012

Quien puede decir ciertamente quien es este Diablo...


Quien puede decir ciertamente quien es este Diablo. 
Qué siento. Qué pienso. A qué le temo. Por qué vibro. 
Qué es lo que más me interesa en la vida y en el mundo. 
Hasta donde soy capaz de amar sin pensar que estoy loco o que soy ridículo.
Quien puede decir que realmente conoce a este Diablo. 
Quien puede decir que realmente me comprende... A veces pareciera que sí, que es posible, que atravesando el complicado laberinto de mi  pensamiento tú  has llegado al fondo, a ese lugar secreto, escondido, protegido por los cinco sentidos y lo has encontrado... Pero un minuto después, me  rebelo, borro todas las huellas, tuerzo las agujas del reloj, cambio de voz, de piel, de convicciones. Cambio la intensidad de la mirada, me vuelvo hosco, lejano, inalcanzable, o te hago creer que cambio de voz, de piel,  de convicciones y que me vuelvo inalcanzable... Y otra vez estas afuera y otra vez estás llamando a mi puerta, otra vez estas comenzando. Con este diablo nunca se está en camino. Siempre se está empezando a caminar... No eres tú la que puedes apoyar la cabeza sobre mi  pecho seguro y descansar..., sino que soy yo el que termina apoyando mi cabeza en tu  pecho y me quedo dormido como un niño.
Es que... tal vez, no quiera que me  dieras el corazón; tal  vez  quería solamente una sonrisa y tú, exagerada como  siempre, me diste el corazón.
Es muy posible que este diablo buscara simplemente una oreja pequeña y bien formada para contarte mis  penas, para darte algunas veces las palabras que exceden al recipiente... y tú, exagerada como siempre, me diste tu vida.
Es posible que este Diablo buscara la suavidad de tu piel para sembrar en ella unos luceros que súbitamente me crecieron en la sangre... y tú, exagerada como siempre, me diste tu sangre.
Quizá quería tener cerca mío silencio para poder pensar que estaba acompañado... y tú, exagerada como siempre, me diste todos tus pensamientos.
Acaso no es cuando no das nada, cuando más recibes de este Diablo?
Acaso no es cuando me das solamente un poco de tu piel, cuando recibes todo de mí, mi piel, mis nervios, mis músculos tirantes, mi clamor y mi hoguera?
Acaso no es cuando me das solamente tu silencio cuando recibes mi grito y mi llamado, mi pedido de rodillas, mi lamento estremecido atravesando las montañas, los valles, los ríos del universo?
No es cuando me dejas en ristre la duda, que te  ofrezco todas las certezas, te prometo la luz, el agua, las estrellas?
Y, cuando vienes por tu camino, sin detenerte, te estiro mis manos y quiero llevarte a mi  camino, dejarte transitar por él, mostrarte el puerto de donde todo parte.
Y cuando no me  ves, quiero que me mires.
Y cuando no me amas, quiero amarte y hago lo imposible para que  dejes caer sobre mí una gota de amor pequeña y transparente como una lágrima.
Y mis manos son nido cuando no eres pájaro.
Y mi  ternura es vino cuando no eres  cántaro.
Y mi pasión es llama cuando no eres leña.
Y mi  cariño es un millón de luciérnagas cuando no eres noche.
Y mi presencia es sol cuando no eres cielo ni día ni me perteneces.
Este Diablo no es un Diablo cabal ni entero ni valeroso o generoso, solamente cuando me obligas a luchar sin tener la certeza del triunfo es que surgen mis diablos, mi fuego, mis ansias, mis valores y actitudes.
Cuando tu  jardín esta sin siembra,  quiero recoger las rosas.
Cuando el muro es resbaloso y alto,  quiero treparlo y llegar hasta el final para ver lo que hay del otro lado.
Porque lo que verdaderamente quiere este Diablo es conquistar la plaza que no se rinde nunca, es alcanzar la palabra que no fue  pronunciada, es cortar las violetas que no fueron sembradas, es devorar el pan que jamás fue amasado, es escuchar la música que no fue compuesta ni tiene aun la melodía nacida.
Lo que este Diablo quiere es ser niño cuando me  necesitas Diablo del todo o cabalmente Diablo. Y ser Diablo cuando inventas para mí un parque con una calesita y un montón de hamacas. Y busco que rías como un sonajero, cuando la tristeza amenaza tu alma y una pequeña caricia de mi mano serviría para disipar las sombras y las dudas.
Y quiero que volemos cuando yo mismo he  cortado nuestras alas.
Y quiero que tengamos los colores del arco iris cuando me he  encargado de borrarlos y dejarte en blanco y negro, como una  vieja fotografía de la desolación.
Y extraño nuestra felicidad aunque sea yo quien haya provocado la infelicidad, porque la felicidad de los demás no me hace feliz, como pregono... me provoca malestar, inseguridad, celos...
Es por eso que no sé, verdaderamente, no sé de quién te  enamoraste  mi ángel, si de un Diablo o de la idealización del Diablo que tienes en tu mente. Si de un Diablo o de la imagen tuya que ves reflejada en el espejo de tu  propio corazón. Y crees que le temes a la soledad... 
Pero tal vez lo que este Diablo ama en verdad es su soledad, y es  eso lo que defiende como una brava fiera...
Porque tal vez lo que este Diablo verdaderamente teme es perder su soledad con tu amor... Esa soledad que le hace sentir que nadie va a cambiarlo, que es él mismo... Pero a su vez sé que este tu Diablo no quiere darse ni quiere compartirse, hermanarse o fundirse con otro corazón que no sea el tuyo...

                                    Un Diablo llamado Ral

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