sábado, 28 de diciembre de 2013

Tengo razón de sentir...

Tengo razón de sentir saudade,
tengo razón de acusarte.
Hubo un pacto implícito que rompiste
y sin despedirte te fuiste.
Detonaste el pacto.
Detonaste la vida general, la común esencia
de vivir y explorar los rumbos de oscuridad
sin plazo, sin consulta, sin provocación
hasta el límite de las hojas caídas en la hora de caer.
Anticipaste la hora.
Tu puntero enloqueció, enloqueciendo nuestras horas.
Que podrías haber hecho de más grave
de que el acto sin continuación, el acto en sí,
el acto que no osamos ni sabemos osar
porque después de él no hay  nada?
Tengo razón para sentir saudade de ti,
de nuestra convivencia en charlas camaradas,
Simple apretar de manos, ni eso, voz
modulando sílabas conocidas y banales
que eran siempre certeza y seguridad.
Sí, tengo saudades
Sí, te acuso porque hiciste
Lo no previsto en las leyes de la amistad y de la naturaleza
Ni nos dejaste siquiera el derecho de indagar
Porque lo hiciste, porque te fuiste.


(Carlos Drummond de Andrade)

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