tengo
razón de acusarte.
Hubo
un pacto implícito que rompiste
y sin
despedirte te fuiste.
Detonaste
el pacto.
Detonaste
la vida general, la común esencia
de
vivir y explorar los rumbos de oscuridad
sin
plazo, sin consulta, sin provocación
hasta
el límite de las hojas caídas en la hora de caer.
Anticipaste
la hora.
Tu
puntero enloqueció, enloqueciendo nuestras horas.
Que
podrías haber hecho de más grave
de que
el acto sin continuación, el acto en sí,
el
acto que no osamos ni sabemos osar
porque
después de él no hay nada?
Tengo
razón para sentir saudade de ti,
de
nuestra convivencia en charlas camaradas,
Simple
apretar de manos, ni eso, voz
modulando
sílabas conocidas y banales
que
eran siempre certeza y seguridad.
Sí,
tengo saudades
Sí, te
acuso porque hiciste
Lo no
previsto en las leyes de la amistad y de la naturaleza
Ni nos
dejaste siquiera el derecho de indagar
Porque
lo hiciste, porque te fuiste.
(Carlos
Drummond de Andrade)
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