viernes, 4 de diciembre de 2015

Vivimos en una sociedad donde mentir...

Vivimos en una sociedad donde mentir se volvió rutina. Hoy día es usual el no ver a la pareja como alguien  con quien compartir,
sino como un objeto del cual apropiarse para utilizar
cada vez que se requiera y
desechar cuandose vuelve molesto, o si deja de
cumplir con la mínima
de una enorme serie de
exigencias: “Mi pareja debe ser inteligente, con cierta posición social, económica y académica, determinado físico, cierta edad,que no tenga tales defectos, que sea creyente de ciertas cosas y poseedor de muchísimas virtudes. Que me acompañe pero sin asfixiarme, que me llame pero sólo a ciertas horas, que no quiera verme muchas veces para no cansarme, ni pocas para no sentirme solo, pero tampoco establecer un ritmo fijo en medio de esos dos extremos porque se convierte en una aburrida rutina, y al primer fallo en alguna de esas cosas, ¡le mando a volar porque ya no sirve para nada!” Esta situación tan común actualmente, representa una exigencia extrema que no se hace sólo con el fin de garantizar una relación satisfactoria, sino también porque se trata a las personas como objetos de consumo a los cuales se les demanda lo máximo sólo para obtener gratificación. Se considera a la pareja no como alguien de quien recibir lo que pueda y quiera dar, sino como alguien a quien sacarle todo lo que se pueda y se quiera recibir. No es compartir con un ser humano, es hacer negocio con éste y en muchos casos, un intento de estafarle.

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