Pirómano de mi entrepierna, mi cerebro y mi corazón. Te declaro la guerra y
estoy armada hasta los huesos. Vengo con un vino y algunos besos que nunca te
dieron. Vengo desnuda en cuerpo y alma, nunca oculté ser una perra y aún así te
animás a mi batalla. Y en lo único que difiere de otras es que el objetivo
prensado entre cejas no es ganar, sino ver quien come más y más rico. Quien
evita el enredo entre los hilos de nuestros manicomios de amor. Quizá y ojalá
podamos perder los dos hoy. Que te rindas acá adentro y te sonrías
allá afuera en donde el mundo golpea. Vamos a hacer de hoy una buena combustión.
Mezclate bien con lo hecho y lo deshecho. No tengas miedo que de todas maneras,
los dos vamos a perder hoy. Tu fuego me derrite pero no me achicharra. Buscaré
otra fórmula para matarte a vos, para matarte de amor. Vos ya sabés que yo morí
hace rato y de boludo no tenés ni un pelo así que no me vengas con que te
desconcierto. Sabés también que no me volvés loca, que loca nací, que loca ya
estoy. Que chifla el moño como entrada de emergencia a tus incendios y como
salida de emergencia a una vida cuerda y burda. Vos sabés bien, a mí no me
volvés loca, loca ya estoy.
jueves, 24 de noviembre de 2016
martes, 15 de noviembre de 2016
El beso de la bruja...
Siento tu magia corriendo por calles ocultas,
como un fantasma que espía a través del infierno.
Y solo me puedo quedar gritando en silencio.
¡Vete de aquí, no tocarás ya mi alma nunca más!
como un fantasma que espía a través del infierno.
Y solo me puedo quedar gritando en silencio.
¡Vete de aquí, no tocarás ya mi alma nunca más!
¡Ya nunca más!
Disimulada deslizas
tus sombras tan negras.
Sigo corriendo hasta que tus garras me alcanzan.
Y aquí estoy otra vez, sufriendo tu magia.
¡Vete de aquí, no tocarás ya mi alma nunca más!
Sigo corriendo hasta que tus garras me alcanzan.
Y aquí estoy otra vez, sufriendo tu magia.
¡Vete de aquí, no tocarás ya mi alma nunca más!
Desesperado
quisiera escapar de este sueño,
pero comprendo que esta pesadilla es eterna.
Sigues mirándome hoy, desde el infinito.
¡Vete de aquí, no tocarás ya mi alma nunca más!
pero comprendo que esta pesadilla es eterna.
Sigues mirándome hoy, desde el infinito.
¡Vete de aquí, no tocarás ya mi alma nunca más!
domingo, 6 de noviembre de 2016
Nadie te pide (permiso)...
Nadie te pide
(permiso).
Ella se mira al
espejo, cada día menos... cada día peor. Se mira a un espejo que le grita
rompiendo su vidrio cual garganta... le grita que es fea, que no vale una
mierda, que así nadie va a quererla, que no se mueva, que no respire, que meta
panza, que se arruga si se ríe, que sus tetas son demasiado pequeñas o
demasiado grandes, que sus rollos, que su piel, que su pelo... que todo, que ella.
La piba tiene un
corazón enorme, y atrás de su corazón corren pibes y hacen fila para verla
sonreír... pero ella no está atenta, no lo advierte porque ya le han quemado
mucho la cabeza. Y se mira, y se odia, y llora, y maldice, y mete panza, y se
procura seria, y se admira tan mostruo... que antes de salir... lagrimea un
poco y termina por acostarse.
Le escribe Fran,
que quiere verla, ver sus ojos y acariciar sus piernas... que extraña su risa,
que la extraña entera. Ella pone una sonrisa entre sus lágrimas y se anima... y
se vuelve a levantar y pone la tele... y algún "prestigioso"
comunicador se está riendo de la modelo esta que aumentó diez kilos, él y su
panel se ríen y se agarran la cabeza. Pero no importa, Fran escribió.
Sale al centro,
Fran no es cualquier pibe entonces quiere estrenar una remerita... llega al
local, elige una, la vendedora la mira y le dice que por qué no mejor
aquella... que es más suelta, más oscura y que podría "simular" así
ser un poco más esbelta. Sale del local sin comprar nada, lágrima por medio
cruza una calle medio despistada y un conductor le grita: "Dale gorda,
mové el orto". Nada... sólo un detalle. Sigue su paso y entre cada
pestañear húmedo un cartel con un cuerpo tallado, un ofrecimiento de corpiños
armados, maniquíes de tamaños cuasi físicamente imposibles de adquirir... se da
por vencida, vuelve a su casa. El rimmel corrido y con tan sólo dos horitas de
centro siente que aumentó siete kilos más. Se sienta en la cama, se debate sola
y todavía llora. Ya no puede cancelarle a Fran aunque teme por las gastadas de
sus amigos... "come gorda" escuchó en algún susurro alguna vez.
Fran la busca y
salen a cenar, los besos se van de sus manos y deciden ir a otro lugar. Se
encuentra en una habitación rodeada de espejos y luces que parecieran haber
sido diseñadas para resaltar sus celulitis. A todo esto a Fran le chupa todo un
huevo... las luces, los espejos, las celulitis y cuánta otra mierda más en la
que ella piensa y que él está muy lejos de imaginar. Comienzan los besos y entre
cada uno un "dejame la remera", "apagá la luz", "no me
toques la panza", etc, etc, etc. Definitivamente bien no la pasa. Vuelve a
su casa, se acuesta y al otro día todo vuelve a empezar... el espejo, las
propagandas, los maniquies, las vendedoras y mucho más. Así lleva su vida, así
llevan su vida, así les lastiman la vida, así les enferman la vida y así les
quitan su vida.
Eso, a mí no me
vengas con un "nadie te pide" porque siento que te me estás cagando
de risa en la cara. Porque no, porque nadie nos pide permiso para llenarnos la
cabeza de mierda... porque te lo atornillan desde que nacés, hasta que te
morís, hasta que te matás o hasta que te matan.
Autora: Maru Leone.
Te está faltando el aire...
Te está faltando
el aire, el pecho galopa y no hay riendas hoy... se va. No querés un médico,
querés algo que de verdad te salve. Algo que te salve de morirte así. Un abrazo
estaría bien. Hace mucho que no abrazás, porque por ahí te manchan la camisa...
y perdiste un día para comprar esa camisa. Seguís pensando y repitiendo para
tus adentros... "un abrazo estaría bien". Tu esposa, buena la
derivación de la palabra venido al caso, está de compras. Lleva una Louis
Vuitton (mañana es tarde de té y de desmenuzar alguna que otra pobre vida). Tu esposa...
está abrazando a la vendedora que le dijo que se veía más joven mientras le
miraba el cartón dorado en la billetera. Es como si la vieras. Tu hijo está
encerrado en su pieza, abrazado al celular, con los auriculares en las
entrañas... total si algo pasa afuera a él no le importa, porque vive en un
barrio privado y para eso le garpa al de seguridad. Y no va a ir hasta la
pieza, porque la última vez que te pidió un mimo tenías reunión, y el pibe
rencoroso no se olvidó más. Pensás que hubiera pasado ese día si lo abrazabas
cinco segundos, cerrando los ojos, apretándolo contra el pecho. Pensás que
hubiera pasado si en vez del celular más caro hubiese sido una pelota, y ahora
te estuviese faltando el aire por correr en el patio. Es tarde, ahora tiene más
sistema operativo que sangre, y es tu culpa. Él quería un mimo, como hacía el
papá de Facundo.
Tu perro, ese
con cara de malo que se hace pis cuando escucha a una cuadra tu Land Rover,
porque siente tu olor, porque no le importa que lo dejes solo. Tu perro sabe
que te estás por morir. Rasca el piso, ladra, llora... le sangran las patas.
Nadie lo quiere escuchar. Todos están ocupados. Pensás que hubiera pasado si en
vez de tenerlo como alarma comunitaria, lo hubieses querido. Si en vez de
sacarlo al patio porque te molestan los pelos, con dos palmaditas en la cama lo
ponías a tus pies. Tu corazón se acelera otra vez, el tiene frío y vos también,
aunque en realidad estés calentito. Algo tibio corre por detrás de tus ojos.
Una lágrima. Una lágrima mojando tus sábanas de seda. Una lágrima, vos... que
creíste que Carlos era puto porque lloraba por amor, porque un amor lo había
abandonado. Vos que hace mucho no abrazás, y que no tenés más alegría que tu
caja de ahorro. Pensás... en todo lo que tenías cuando no tenías. Pensás en la
carpa, en la remera de la suerte, en la chica que te besaba con lengua, en el
poster de los Beatles y en la guitarra que te firmaron todos tus amigos. Tus
amigos ¿dónde estarán? ¿les dolerá el pecho? ¿alguien los abraza? No sabes,
porque los dejaste en el barrio, colgados en el perchero de la vida, cuando
apareció la rubia de las gomas hechas. Los dejaste, pero no importaba porque
podías comprar más. Quién te dice, quizá encontrabas alguno que viviera en el
barrio, y que no tome fernet, porque eso a tu mujer le daba asco.
Ya casi no
respirás y pensás en tu vieja. Tu vieja en el geriátrico, en una pieza fría,
sola y olvidada. Pensás en tu vieja que tiene Alzheimer y aún así, sólo
recuerda tu cara... sólo le queda tu cara -sin abrazo- porque también se olvidó
cómo se siente tu pecho cerca y nunca volviste a recordárselo. Pobre vieja.
Ella te abrazaría aunque ya no te reconociera. Y ahora te vas a morir y no vas
a poder pedirle perdón.
Todo lo que vale
vida se cruzó por tu mente, todo lo que estaba guardado, todo lo poco que te
hizo feliz. Esperás que por milagro pase el aire, o venga un abrazo. Da igual.
Y si te besa el milagro ya sabes que hacer cuando despiertes. Amar, abrazar,
soltar, ser feliz, regalar, acariciar, besar, respirar, correr... y tanto más.
Si tan sólo tu cuerpo no muere ésta noche, vas a vivir.
Autora: Maru Leone.
Si venís así, rajá...
Si venís así,
rajá.
Si venís sin un cacho de amor,
rajá. Rajá porque no te quiero a medias, rajá porque soy enorme y te quiero
gigante.
Si no venís desnudo, con el
corazón en la mano, así como me ves a mí... rajá, andate y no vuelvas.
Si venís
creyendo saber quién soy, rajá. Si venís creyendo que podés moldearme,
desnaturalizarme y desarmarme rajá.
Si no venís dispuesto a
desilusionarte algún día, rajá... porque podría quebrarte, no soy quien creés
que soy (a veces soy peor).
Si venís así, andate antes.
Si venís así... por favor, no te gastes.
Si venís así... por favor, no te gastes.
Autora:
Maru Leone.
Callate, no me hables de fracasos...
Callate.
No me hables de fracasos, desamores,
desilusiones. No me hables de eso, no quiero saber cuántas veces te rompieron
el corazón, ni quién más ni quién menos. No me digas con cuántas mujeres te
acostaste, no me interesa, no me importa. No me adviertas que sos una piedra,
ni que tu coraza, ni que nada... simplemente no me adviertas. No quiero saber
si corro riesgos ni cuántos ni a qué precio. No quiero cubrirme, no soy
cobarde. No. Quiero saltar hacia la nada misma, yo soy valiente y eso no depende de los huevos que le pongas
-o no- vos. No quiero saberlo, vos no querés saberlo. Cuándo viste a alguien
estar preparado para un gran amor, quién te contó que podés tenerlo todo bajo
control... te están mintiendo, te estás mintiendo y yo no quiero ser parte. Yo
quiero saltar, tus misterios me llenan de adrenalina. Callate la boca y dejame
saltar. A ver si aprendés de una buena vez, así se ama, así se quiere. Yo no
soy débil, si por un beso tuyo me banco la guerra... estoy armada, todos los
corazones sanan. Tirame al pecho dale, que yo quiero morir valiente, que yo
quiero morir enamorada.
Autora: Maru Leone.
viernes, 4 de noviembre de 2016
No es que no consiga...
No es que no consiga, es una cuestión de no querer.
No quiero...
Ser recordada cuando te conviene.
Tu búsqueda cuando tu corazón está triste.
No caber entera en tus sueños.
Fingir que creo en tus mentiras.
Ir atrás de ti, llamarte, enviarte mensajes cuando ni siquiera haces lo mismo.
Ser solo una opción cuando lo que quiero es ser especial.
Amarte sabiendo que no sientes lo mismo...
No es que no consigo... solamente no quiero...
(Marisa Moreira)
No quiero...
Ser recordada cuando te conviene.
Tu búsqueda cuando tu corazón está triste.
No caber entera en tus sueños.
Fingir que creo en tus mentiras.
Ir atrás de ti, llamarte, enviarte mensajes cuando ni siquiera haces lo mismo.
Ser solo una opción cuando lo que quiero es ser especial.
Amarte sabiendo que no sientes lo mismo...
No es que no consigo... solamente no quiero...
(Marisa Moreira)
Excelente mi amiga es una belleza de escrito, muy expresivo.
Ral-Diablo
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