Los acordes de tu esencia resuenan en mi memoria, evocados de momentos que las huellas del tiempo difuminan sin respetar los cariños y me hacen perderme en tu rostro y tu rostro se me pierde y respiro tu voz intentando rescatarla y moldeo tu figura con retazos de recuerdos avezados de nostalgia, en la amargura frustrada de tan solo ya soñarte, de olvidarte sin quererlo, de amarte sin olvidarte, acostumbrado quizá a la compañía de tu ausencia, a la quimera doliente de tu imposible presencia, habitando el pasado en un ahora continuo, eterno, lleno de ti, vacío de todo, porque sin ti lo que queda son tan sólo restos de nada, surcos de vida estériles que divagan destino a ninguna parte, hasta morir justo antes de no ser capaces de engendrarte nuevamente en la pena de mi sangre, soy tan sólo lo que fuimos, la añoranza hiriente de perderte, de perderme y mi carne se suicida para que renazca el alma y cruce la distancia incomprendida que habita en alguna parte, para reunirme contigo en tus adentros, para que me abraces los daños y me hagas recordar porque no puedo olvidarte…
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