Necesitar un puto abrazo o tener miedo. Una persona que alguna mañana haya visto
claras sus equivocaciones y sus consecuencias. Alguien que en el deseo de ser de otra manera tropieza siempre en
la misma piedra, esa que nos sorprende
porque forma parte de lo que realmente somos, aunque aún no lo sospechamos.
Escribo para quien frecuentemente se descubre emocionado, con el corazón girando como un molinillo de deseos pero
sin reconocer de dónde proviene tal
viento ilusionado.
Alguien así, entenderá que algunos días el mundo queda muy bajito y otros aprisiona con su sombra. Sabrá comprender
Alguien así, entenderá que algunos días el mundo queda muy bajito y otros aprisiona con su sombra. Sabrá comprender
también los días pesados y grises en que
nos encontramos varados, sin dirección ni rumbo y necesitamos que alguien a
nuestro lado agarre el timón de nuestro corazón. Se reconocerá en ese esfuerzo
de remar, remar, y remar hasta que de nuevo aparezca tierra en el horizonte.
Este escrito es para los que sienten todo eso y mucho más pero no se
atreven a dejar oír esos ritmos del alma en samba.
Verás, mi amor, estaba pensando cuán hermoso sería que a todo el mundo
otra persona le hubiera escrito una carta o dedicado una poesía, inspirada
en ella, creada por su sola existencia
Y que todas las personas hubieran sentido que algún otro ser las recordase
Y que todas las personas hubieran sentido que algún otro ser las recordase
con afecto, y no por lo más hermoso que hubieran mostrado, sino aun
habiendo enseñado el monstruo diablezco que uno también alberga.
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