miércoles, 19 de enero de 2011

Se puede defender...

Se puede defender la alegría como una trinchera, defenderla del escándalo y la rutina, de la miseria y los miserables, de las ausencias transitorias y las definitivas, defender la alegría como un principio y como un final defenderla del pasmo y las pesadillas de los neutrales y de los neutrones, de las dulces infamias y los amargos diagnósticos

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