Y ahora vienes y me dices que te adeudo, que te adeudo veinte años de espera, mañanas soleadas, tardes de lluvias. Un hijo. Una vida.
Y ahora vienes con tu acostumbrada ternura y me cubres de besos, con todas las lluvias de otros tiempos con brisas de ríos y mares.
Y ahora vienes por mi tierra fértil buscando miradas y besos,
cuerpos desnudos, sueños inconclusos…
Y ahora te digo que nada me debes, que todo lo que tenías me lo diste. Hombre de amor puro, mi refugio secreto, mi hombro incondicional
Espero esta noche haber saldado cuentas y que mañana me digas
que nada te debo.
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