Se buscan personas de integridad. Seres con verticalidad, tenacidad y entrega. Comprometidas con la verdad, apasionadas por la libertad.
Defensores de la felicidad. Guardias y vigilantes de la justicia. Que sean embajadores de la paz y forjadores de buenas nuevas.
Son necesario pacificadores y benevolentes, los que antes de emplear la ira, utilizan con inteligencia la mansedumbre. Es de vital importancia contar con aquellos que cuando las cosas parecen ir mal, no abandonan, ni dejan las cosas a medias.
Se buscan seres humanos que sean amables, que tengan personalidad, carácter y dominio propio sí, pero que con humildad reconozcan que el principio de toda fuente de amor y sabiduría está en la búsqueda y reconocimiento de nuestro propio destino.
Personas que puedan tener la certeza de que la luz siempre sobresale y prevalece aún en medio de la penumbra más grande. Seres humanos que ante la indiferencia, incomprensión y desamor sigan creyendo que el amor es el antídoto para cualquier mal que aqueja a esta sociedad y que Dios no es la solución para cualquier problema.
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