Si existe el amor a pesar de las largas distancias y aunque las personas no estén interactuando, ni dándose nada una a la otra, ¿por qué estoy sufriendo por la partida de mi pareja? Si no se necesita estar cerca de una persona para amarla, ¿por qué sigo extrañándola? El amor no pone condiciones, entonces ¿por qué estoy poniendo la condición de tenerla junto a mí para poder amarla? Hay silencio... mucho más del que quisiera escuchar.
Cada día me da igual, ya no está esa mujer a quién esperar y que hoy he sustituido por mi música, la cual se ha convertido en fiel receptora de abrazos muertos, sentimientos extraviados y caricias transformadas en pequeñas melodías nostálgicas.
Hoy he aceptado la realidad y eso me ha liberado. Ayer actué como quien cree que cuanto más se engañe, más feliz será. Tal vez de manera inconsciente, creí morir si abandonaba mi fantasía, lo cual quizás sea cierto. Al conocer la realidad deseé y posteriormente sentí, la muerte. Pero eso no fue malo, ¡morí para renacer, una nueva vida en mí, está por empezar, y aunque me siento triste, estoy lleno de felicidad!
Ahora, que puedo tolerar la verdad con una nueva actitud, sin tanto “pero”, sin tanto “¿por qué?”, sin tanto “ay”, y con todo lo que he aprendido, puedo imaginar una nueva forma de vivir el amor de pareja; con la especial característica de procurar no basarse en la idealidad. Es decir, una relación más realista y por lo tanto más bonita. Lo ideal nunca será tan bello como lo real.
Al fin puedo ver tierra en el horizonte de este oscuro mar.
Ahora sí he podido cortar mis vínculos con ella, no sólo los racionales, sino también los lazos emocionales que yo seguía conservando. Hoy por primera vez, tengo la certeza de haber terminado con ella, no sólo con la mente, sino también desde el alma y el corazón...
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