Nada excepto la fuente de la juventud, nos lleva a una búsqueda tan frenética y constante como el amor.
Comenzamos en la infancia y terminamos el día en que morimos, no sé si podemos vivir sin amor.
El problema es que el amor es tan cambiante, tan escurridizo y tiene tantos rostros, que el que lo persigue generalmente se siente frustrado.
Quizás sería mejor dejar de perseguirlo y simplemente vivirlo.
El amor puede llegar a aquellos que esperan, pero debe ser una espera activa o podrán seguir esperando por siempre.
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