Reír es correr el riesgo de parecer tonto, estúpido.
Llorar es correr el riesgo de parecer blando, sentimental;
Dar una mano es correr el riesgo de entrar, envolverse.
Exponer tus sentimientos es correr el riesgo de mostrar tu verdadero yo. Defender tus sueños e ideas delante del mundo es correr el riesgo de perder personas.
Amar es correr el riesgo de no ser querido, correspondido.
Vivir es correr el riesgo de morir, de dejar de existir.
Confiar en nuestros pares en quien amamos es correr el riesgo de decepcionarse.
Tentar enderezar nuestros hijos es correr el riesgo de fracasar, de no ser comprendidos.
Educar y orientar en la vida es correr el riesgo de pasar por anticuados, pesados, viejos.
Cuidar y proteger es correr el riesgo de ser acusados de no dar espacio, de oprimir.
Amarte es correr el riesgo de recibir mimos, abrazos, besos y cheirinhos de por vida, ojo. Amor, los riesgos deben ser corridos, porque el mayor peligro está en no arriesgar nada.
Hay personas que no corren ningún riesgo, que no hacen nada, que no tienen nada y que no son nada, ellas pueden hasta evitar sufrimientos y desilusiones, pero ellas no consiguen nada, no sienten nada, no mudan, no crecen, no aman, no viven.
Encadenados por sus actitudes ellos viven esclavos y privados de su libertad, sabes: solamente la persona que corre riesgos es libre...
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