Tengo la pésima manía de intentar cambiar mis manías. Critico mi hábito de hablar todo lo que me viene a La cabeza, detesto no conseguir asegurar mis sentimientos o las carcajadas y simplemente abomino la idea de sentir celos. Muchas veces antes de dormir cierro mis ojos y pido insistentemente para dejar de vivir todo en forma tan exagerada. Pido para sentir menos, sufrir menos… adivina, en vano.
Solo yo sé cuanto gustaría de oír alguien pidiendo opinión y no dar enseguida mi parecer. Quisiera poder ver una situación ridícula sin indignarme y soltar mi discurso. Quería no me alegrar tanto cuando veo o hago algo que me deja feliz, animado. Quería controlar mi forma de reírme compulsivamente cuando alguien hace alguna gracia en lugares donde la gente puede casi todo menos reírse. Ciertamente iría a evitar una serie de vergüenzas y confusiones.
Si pudiese cambiar algo en mi, pediría que mi versión revisada y ampliada viviese con un corazón menos blando, menos dramático, menos tonto. Quería que las lágrimas no escurriesen por mi rostro cuando te veo llorar, quería no sentirme como si estuviese muriendo por dentro cuando sé qué mismo sin querer estás triste por mi culpa. Quería no me lastimar con tanta facilidad y también nunca lastimarte porque eres muy especial para mí, por más que tenga conciencia que no soy nada perfecto.
Pero si tuviese apenas un pedido para hacer, gustaría de ser más seguro. Quería no sentir celos o miedo de quedar lejos de quien amo. Ya perdí las cuentas de cuantas veces leí por ahí que debemos dejar quien amamos en libertad. Si es realmente para ser nuestro va a volver, nunca fue o dejará de ser. Dicen que es un peso muy grande para una persona ser la razón de vivir de la otra y que nunca sobre hipótesis alguna debemos delegar esa carga a alguien, por tanto como también tengo manía de no creer en todo lo que leo o escucho, pienso un poco diferente, siento diferente.
Para mi suena cómodo el discurso de que haya lo que haya todo va a permanecer igual, Creo que las cosas pueden quedar de la mejor manera desde que haga mi parte, aparte desde que todos los envueltos hagan las suyas. Tampoco me asusta la idea de ser la mayor motivación de la vida de una persona, claro que es una grande responsabilidad, pero que debemos abrazar con todo el corazón, porque no es un pedido, es una necesidad, es un sentimiento recíproco que se llama amor.
Y si no fuese pedir de más, también adoraría perder mi pésima manía de sentirme blandito siempre que tú me miras profundamente a los ojos y dices que tu vida ya no tiene sentido lejos de mí, que soy tu universo. Quería conseguir decir que siento lo mismo sin antes tener que pedir un minutito…
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