Qué dilema...Amamos, sí amamos a un Diablo y nos abrimos con una daga para darle el corazón desnudo en la palma de la mano. Y él deja el corazón desnudo en la palma de nuestra mano, desnudo y tembloroso, porque tiene miedo de abrirse el pecho para cobijar ese corazón que se le está brindando.
Y cuando oye que su propio corazón late solo, dice que está solo, " que esta solo como siempre", sin darle importancia al otro corazón que fue arrancado violentamente de su sitio y cada vez mas débilmente da de ofrenda su latido...
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