Escribir sueños parece sencillo pero no lo es. Un sueño es la parte más profunda y sincera de un deseo, de una represión, de un anhelo, del sueño mismo. Escribir sueños va más allá de eternizar un pedazo de noche, es recordar las experiencias de esa vida paralela que todos ven como inexistente. Un sueño no sólo se vive durmiendo, es más, la vida es el sueño mismo y el sueño es la vida misma. Mis sueños son parte de mí, son la parte no vivida y la vida sin vivir; mis sueños reflejan mi mente, mi corazón y mi alma, mis sueños son mi sueño. Vivo soñando y sueño para vivir; pienso soñando y sueño pensando. Quien quiera entenderme tendrá que entender mis sueños y su significado, tendrá que aprender a soñar y a soñar conmigo. Quien quiera quererme soñará conmigo y me hará soñar. Quien quiera amarme será mi sueño y nunca una realidad. Quiero soñar, soñar con el pasado, soñar con el presente y soñar con el futuro. Viví soñando, sueño viviendo y pienso en mis sueños. Escribir sueños parece sencillo pero no lo es. Es arrancar un cachito de mi alma y ponerla en un papel. Escribo mis sueños para acercarlos a la realidad, para nunca hacerlos realidad, ahí está la magia de un sueño. No quiero hacer mis sueños realidad, quiero convertir mi realidad en un sueño para nunca despertar. Sabes: déjame quiero seguir soñando...
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