domingo, 12 de junio de 2016

A la primera persona que me ayude a comprender...

A la primera persona que me ayude a

 comprender, pienso entregarle mi 

tiempo, pienso entregarle mi fe, yo

 no pido que las cosas me salgan

 siempre bien, pero, es que ya estoy

 harto de perderte sin querer.

A la primera persona que me ayude a

 salir de este infierno en el que yo mismo decidí vivir, le regalo cualquier

 tarde para los dos.

Lo que digo es que ahora mismo ya no tengo ni siquiera donde estar.

El oro para quien lo quiera, pero si hablamos de ayer es tanto lo que he 

bebido y sigo teniendo sed, al menos tú lo sabías, al menos no te decía que

 las cosas no eran como parecían.

Pero es que a la primera persona que me ayude a sentir otra vez, pienso 

entregarle mi fe, aunque si no eres la persona que soñaba para que voy a 

hacer, nada.

Que voy a hacer donde los sueños, que voy a hacer con aquellos besos, que

 puedo hacer con todo aquello que soñamos, dime dónde lo metemos?

Donde guardo la mirada que me diste alguna vez, donde guardo las

 promesas, donde guardo el ayer, donde guardo niña tu manera de tocarme, 

donde guardo mi fe.

Aunque lo diga la gente, yo no lo quiero escuchar, no hay más miedo que el

 que se siente cuando ya no sientes nada, niña tú lo vez tan fácil, ay amor,

 pero es que cuanto más sencillo tú lo ves, más difícil se me hace.

A la primera persona que me ayude a caminar, pienso entregarle mi tiempo

pienso entregarle hasta el mar, yo no digo que sea fácil, pero, niña, ahora

 mismo ya no tengo ni siquiera donde estar.

A la primera persona que no me quiera juzgar pienso entregarle caricias

 que yo tenía guardadas, yo no pido que las cosas me salgan siempre bien,

 pero, es que ya estoy harto de perderte.

A la primera persona que me lleve a la verdad pienso entregarle mi tiempo,

 no quiero esperar más. Yo no te entiendo cuando me hablas, que mala

 suerte y tú dices que la vida tiene cosas así de fuertes.

Yo te puedo contar como es una llama por dentro, yo puedo decirte cuánto

 es que pesa su fuego, y es que amar en soledad es como un pozo sin fondo, 

donde no existe ni Dios, donde no existen verdades.

Es todo tan relativo como que estamos aquí, no sabemos, pero, amor dame

 sangre para vivir, al menos tú lo sabías, al menos no te decía que las cosas 

  no eran como parecían.

Y es que a la primera persona que no me quiera juzgar pienso entregarle

 caricias que yo tenía guardadas. Niña tú lo ves tan fácil, ay amor, pero, es

 que cuando más sencillo tú lo vez más difícil se me hace.


A la primera persona que me ayude a caminar, pienso entregarle mi tiempo,

 pienso entregarle hasta el mar, yo no digo que sea fácil, pero, niña, ahora

 mismo ya no tengo ni siquiera donde estar.

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