Tómame ahora que aún es
temprano y que llevo dalias nuevas en la mano. Tómame ahora que aun es sombría
esta taciturna cabellera mía. Ahora que tengo la carne olorosa y los ojos
limpios y la piel de rosa. Ahora que calza mi planta ligra la sandalia viva de
la primavera. Ahora que mis labios repica la risa como una campana sacudida a
prisa. Después..., ¡ah, yo sé que ya nada de eso más tarde tendré! Que entonces
inútil será tu deseo, como ofrenda puesta sobre un mausoleo. ¡Tómame ahora que aún
es temprano y que tengo rica de nardos la mano! Hoy, y no más tarde. Antes que
anochezca y se vuelva mustia la corola fresca. Hoy, y no mañana. ¡Oh amante! ¿No
ves que la enredadera crecerá ciprés?
Juana de América
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