No necesita ser taaan mujer así, basta que sea humana, basta tener un sentimiento y corazón. Que sepa hablar, sepa callar y sobre todo que sepa oír. Le debe gustar la poesía de la madrugada, de los pájaros, del sol, de la luna, del canto, de los vientos y de la canción de las brisas. Debe tener amor, un gran amor por vivir, o por lo menos sentir la falta de un gran amor. Debe amar al prójimo y respetar el dolor que todos los caminantes llevan consigo. Debe guardar secretos, bajo siete llaves, sin traicionar nunca. No es preciso que sea de primera mano ni hace mal si ya fue engañada, todo el mundo pasa por eso algún día. No es necesario que sea la pureza en persona pero jamás debe ser vulgar. Debe alimentar un ideal y tener miedo de perderlo, no teniéndolo, que sienta el gran vacío de esa creencia. Debe tener resonancias humanas, compadecerse de las personas tristes y comprender el inmenso vacío de los solitarios. Una sensible mujer que se conmueva cuando le digas "te amo". Que sepa conversar de cosas simples, de los árboles, de las grandes lluvias y de recuerdos de infancia. Una mujer para que este Diablo no enloquezca. Para compartir con ella lo que se ha visto de bello y triste durante el día, las ansias y trabajos, los sueños y la realidad. Le deben gustar las calles desiertas, los charcos de lluvia, los senderos mojados al costado del camino, los prados mojados por el sereno y hasta recostarse en el césped. Una mujer que diga y piense constantemente que vale la pena vivir, no porque la vida sea siempre hermosa, sino porque juntos podemos poseer el mayor tesoro que es una pareja. Una mujer simple para que detenega lágrimas si estas afloran, para que uno no viva mirando eternamente el día anterior, reactualizando memorias queridas. Una enloquecida mujer que ame, si que ame, pero que ame de verdad.
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