La mujer que tiene pies hermosos nunca podrá se fea, mansa suele subirle la belleza por los tobillos, pantorrillas y muslos, derramarse en el pubis que siempre ha estado más allá de todo canon, rodear el ombligo como a uno de los timbres que si se les presiona tocan “para Elisa” reivindicar los lúbricos pezones a la espera entreabrir los labios sin pronunciar saliva y dejarse querer por los ojos espejo, la mujer que tiene pies hermosos sabe vagabundear por la tristeza…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario