Todos tenemos un enigma y como es lógico
ignoramos cuál es su clave, su sigilo, rozamos los alrededores, coleccionamos
despojos, nos extraviamos en los ecos y lo perdemos en el sueño justo cuando
iba a descifrarse…
Y vos también tienes el tuyo, un
enigmita tan sencillo que los postigos no lo ocultan ni lo descartan los
presagios, está en tus ojos y los cierras, está en tus manos y las quitas, está
en tus pechos y los cubres, está en mi enigma y lo abandonas…
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